En México celebramos la noble labor que realizan las maestras y maestros en las aulas el 15 de mayo, fecha instaurada por el presidente Venustiano Carranza en el año de 1917, con la intención de reconocer la vocación y compromiso que los catedráticos tienen en la formación de ciudadanos más cívicos, productivos y con la capacidad de transformar sus realidades.  

El Papa Pío XII proclamó a San Juan Bautista De La Salle como Patrono Universal de todos los Educadores en el año de 1950; ante este hecho y con la historia que antecede a este hombre, la Comunidad Universitaria de La Salle Bajío valoran el esfuerzo y compromiso de quienes día con día comparten sus conocimientos y experiencias, brindando un acompañamiento en su proceso educativo.   

Ante este contexto, las docentes universitarios Viridiana Espinoza Romo, Adriana Alcaraz y el Mtro. Ismael González del Campus Campestre de La Salle Bajío, compartieron sus testimonios de cómo viven su misión educativa, pues la formación lasallista brinda oportunidades no solo académicas, sino de vida, dando a las personas herramientas para impactar su entorno social.    

“Para mí, la docencia significa la oportunidad que tengo para poder contribuir a la formación de nuevos profesionales, pero principalmente de seres humanos con capacidad de empatía y respeto por los otros, comprometidos con la sociedad y con ellos mismo.  Es una actividad que más que disfrutar, ¡amo! La docencia me ha permito y exigido el aprendizaje y la capacitación continua, pero en especial, me ha permito aprender de mis alumnas y alumnos. La docencia me recuerda lo afortunada que soy al poder dedicarme a lo que me apasiona”, expresó la Dra. Viridiana Espinoza Romo, docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades. 

Asimismo, añadió que, “La docencia me recuerda lo afortunada que soy al poder dedicarme a lo que me apasiona. Al estar con mis alumnas y alumnos, me siento con la responsabilidad de ser quien les facilite y acompañe en los procesos de aprendizaje, así que me nutren todo el tiempo”. 

Finalmente, compartió una de las tantas anécdota que ha vivido: “Durante el periodo de pandemia, tomando las clases en línea, mis estudiantes comenzaron a hacerme preguntas personales para conocerme más, ya que nunca nos habíamos visto, me preguntaban mi edad, si tenía mascota, entre otras; a alguien le pareció que sería buena idea preguntarme si tenía novio/esposo o pareja, lo que ellos no sabían es que, ellos ya conocían a mi pareja, ya que también era su profesor (ambos comenzamos a dar clase en la Universidad casi al mismo tiempo). Cuando les dije a las y los alumnos que sí tenía pareja y que incluso ellos ya lo conocían, empezaron a prender sus cámaras y a mostrarse muy intrigados, se llevaban sus manos a la boca en forma de sorpresa, se mordían las uñas, y por el chat, comenzaron a mandar mensajes preguntando quién era esa persona misteriosa. Para esto, mi novio también, estaba en la habitación en donde yo estaba dando clase, solo que estaba volteado de espaldas a la cámara de mi computadora, cuando finalmente les revelé el nombre de mi pareja, de forma simultánea él volteó para revelar su identidad ante la cámara, en ese momento todos los estudiantes reaccionaron de forma sorpresiva, llenaron de corazones y de mensajes de ¡viva el amor!, la videollamada fue un momento muy divertido para todas y todos, lo recuerdo y me da mucha risa”. 

Por su parte, la Mtra. Adriana Alcaraz, docente de la Licenciatura en Psicología, expresó que, para ella ser docente significa algo muy valioso, es una de las actividades que más le apasionan en la vida, porque desde niña, afirmó que valoraba mucho la figura de algunos de sus profesores, quienes fueron personas que la inspiraban a aprender de una manera en que disfrutaba mucho, y le aportaron bastante para ir descubriendo el mundo y adquiriendo conocimientos de muchas más cosas que sólo las académicas. 

“Ser docente me apasiona porque me permite seguir retándome personal y profesionalmente y además, me mantiene cerca de las nuevas generaciones, los jóvenes de hoy, con las inquietudes y las preguntas también de hoy, de la exigente realidad presente, y hasta de la preparación que debemos tener en el futuro próximo para seguir siendo generadores de valor, y todo eso me impulsa a estudiar más y buscar más respuestas, desde mi disciplina (el psicoanálisis), para generar una transmisión integral desde la docencia que a ellos, como estudiantes, los inspire, los motive y sobre todo, que los mueva a ser mejores personas y agentes de cambio para nuestra realidad actual”, añadió la profesora.  

También compartió una de sus anécdotas favorita: “Bueno, entre los muchos años de ser docente, me han ocurrido muchas cosas gratas, otras divertidas, entre ellas que cuando comenzaba como docente, era muy joven, aún no terminaba la carrera profesional y algunos estudiantes me decían al entrar al aula, la maestra no debe tardar, cuando yo era la maestra.  Recuerdo a lo largo de varias generaciones, que algunos estudiantes de licenciatura me decían que odiaban el Psicoanálisis y pocos años después han sido mis estudiantes más apasionados del posgrado”. 

Por otra parte, abordó el tema de la Inteligencia Artificial, IA, en el que mencionó que este es un tema muy importante hoy en día, mismo que no podemos negar su presencia ni negarnos a la vanguardia.  

“Me parece que tener programas de IA, permite que las generaciones más jóvenes resuelvan con todavía mayor creatividad que la que solían tener sin el uso de estas herramientas, como el Chat GPT, etc., pero, también creo que inevitablemente, el recurrir a resolver todo a través de ello, generará el efecto contrario, es decir, personas sin creatividad y atenidas a las respuestas generadas por estos programas, de los que a veces esperan, incluso, respuestas afectivas a sus dudas existenciales”, explicó.   

Asimismo, dijo que en un mundo tan complejo como el que estamos experimentando ahora, no podemos negar la presencia y el uso de esta tecnología de avanzada, pero debemos ser éticamente cuidadosos de lo que los docentes piden a sus estudiantes para poder generar en ellos un aprendizaje real, pedir que manejen sus competencias profesionales, no sólo el manejo de la información y de los simples datos. 

Por su cuenta el Mtro. Ismael González compartió su visión respecto a cómo vive su labor al impartir clases en la Licenciatura en Lengua Modernas: “La docencia debería entenderse como un ejercicio de humildad, un diálogo entre hermanos, en el que el hermano mayor vela por el menor, lo protege, lo guía, comparte con él su experiencia; y también aprende de él, a menudo descubriendo que las lecciones del pequeño son tan profundas como las propias, y en ocasiones más”.  

En ese sentido, pocas experiencias han sido tan formativas para él, como la docencia. Como traductor, jamás comprendió la traducción como lo hace ahora que la enseña: “Tan pronto como uno se vuelve docente descubre que también se tiene que volver el mejor estudiante: ser responsable del aprendizaje de otros ha significado investigar, esquematizar, analizar, sintetizar, interpretar y exponer tanto o más de lo que lo hice en mis años de universitario. Pareciera que no es ante los sinodales que uno se gradúa, sino ante los estudiantes”, manifestó emocionado.