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Seguramente has escuchado hablar de Derechos Humanos, pero ¿Sabes qué son?

by | Dic 9, 2022

En esta ocasión la Mtra. Lorena Curiel Aguilera, Licenciada en Psicología y Maestra en Psicoterapia Infantil, Docente de la Universidad De La Salle Bajío compartió el siguiente tema.

Al principio de los tiempos, de la existencia de las personas, no había Derechos Humanos. Por medio de muchas personas y a través de miles de años, se fue viendo la necesidad de que existieran y se fueron constituyendo en distintos tiempos y bajo diferentes circunstancias, hasta que, despuésés de 2 Guerras Mundiales los países se unieron y formaron las Naciones Unidas. Luego, la Asamblea General de esta organización, adoptó en el año de 1948 la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es un documento histórico que proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona por el simple hecho de ser humano.

Hay muchos tipos de derechos y la mayoría es aplicable a ciertos grupos, pero los Derechos Humanos son los únicos que corresponden absolutamente a todas las personas en todas partes: son universales, todos lo habitantes del planeta tierra los poseemos, sin distinción de origen nacional o étnico, religión, ocupación, sexo, nivel socioeconómico o cualquier otra condición.

A pesar de que han pasado más de siete décadas a partir de esta declaración, falta un largo camino por recorrer en materia de Derechos Humanos, ya que, en el mundo, y a pesar de poseer estos derechos, millones de personas viven en pobreza extrema, sin educación, ni una vida digna, sin servicios de salud adecuados, sin una vivienda y podría seguir nombrando la gran cantidad de carencias a las que cada día se enfrentan tantas personas.

En particular, son los grupos en situación de vulnerabilidad a quienes más afecta el cumplimiento de sus derechos humanos. ¿Y quién pertenece a estos grupos? Niños y adolescentes, mujeres y niñas, personas en situación de discapacidad, migrantes, personas de la comunidad LGBTTTIQ+, personas mayores.

Particularmente, me enfocaré en el grupo de niñas y niños. ¿Qué pasa con este grupo? Los bebés humanos dependen de otros para recibir comida, protección y prácticamente para sobrevivir, durante periodos mucho más largos que cualquier otro mamífero. De entrada, esto ya los pone en una situación de vulnerabilidad, ya que niños y niñas no pueden valerse por sí mismos y requieren de los adultos para que les alimenten, vistan, protejan, guíen, prácticamente para conservar su vida.

Al ser humanos dependientes de los adultos, por mucho tiempo se invisibilizó que este grupo también poseía derechos, y en muchas ocasiones sus cuidadores utilizaban, y lo siguen haciendo, sus situaciones de poder y autoridad para sentirse poseedores de toda decisión respecto a sus vidas, lo cual incluye su educación, trato, cuidados, aspectos del desarrollo entre muchas más.

Fue hasta el año de 1989 que se creó la Convención sobre los Derechos del Niño, que fue el primer tratado universal y multilateral, que reconoce al niño sus derechos como ser humano, y el cual obliga a los 195 Estados que lo firmaron, al cumplimiento de los mismos. Gracias a esta Convención, cambia el enfoque que se tenía, considerando a las niñas y niños como sujetos de protección y no solo como objetos de la misma.

La Convención antes mencionada, cambió la perspectiva que se tenía sobre la infancia: a partir de este tratado, niños y niñas ya no se consideran propiedad de sus padres ni beneficiarios indefensos de una obra de caridad. Son seres humanos y los titulares de sus propios derechos.

El niño debe poderse desarrollar física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal y en condiciones de libertad y dignidad y recibir cuidados especiales y asistencia.

Sin embargo, nuestra realidad, hablando de nuestro país y de muchos más, dista mucho de que esto se haga realidad y que todos los niños y niñas vivan una vida digna y libre de violencia, se desarrollen en óptimas condiciones, vivan en condiciones de bienestar e igualdad sustantiva, tengan una educación de calidad y estén libres de cualquier tipo de abuso.

Entonces pareciera que estos derechos a pesar de ser inherentes, son solo palabras en papel. Según los informes de UNICEF, existen 100 millones de niñas y niños abandonados en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina, 16 mil mueren de hambre cada día, 1 de cada 2 niños, niñas y adolescentes en México vive en pobreza; de estos, el 20% están en pobreza extrema y por tanto no cuentan con seguridad social. 91% de niñas, niños y adolescentes indígenas viven en pobreza. De acuerdo a la OCDE, México ocupa el primer lugar mundial en casos de abuso sexual de menores.

A pesar de que grandes acciones y cambios no dependen de nosotros sino del gobierno, sus instancias y dependencias, necesitamos visibilizar este problema y voltear a ver lo que sí podemos hacer desde nuestros roles, desde nuestro papel de cuidadores, familiares, profesores, servidores públicos, profesionales de la salud y de cualquier área en la que nos desempeñemos.

Primero, necesitamos hacer de nuestro conocimiento que estos derechos existen, y no es decisión propia si los ejercemos o no, es una obligación garantizarlos. Saber, por ejemplo, que si somos mamás, papás o cuidadores de un niño o niña, como adultos no podemos ejercer violencia “porque así me criaron a mí”, o “porque a mí me pegaban y por eso soy una persona de bien”. Estos son discursos típicos y normalizados que solo justifican y perpetúan la violencia sin cuestionar estos patrones y estilos de crianza autoritarios y poco respetuosos, porque recordemos que antes de ser nuestros hijos, o nuestros nietos, o nuestros alumnos, son personas con derechos, mismos que como adultos no podemos corromper por nuestras propias creencias.

Para poder prevenir que se vulneren los derechos de los niños y niñas, se requiere

que tomemos una responsabilidad compartida, con respeto, de elecciones diarias, de brindar ayuda y protección a los más vulnerables. Esto empieza con las acciones más pequeñas y en los lugares más sencillos; en el núcleo familiar, en las escuelas, en la comunidad; incluso somos responsables de reportar todo tipo de abuso cometido a un niño o niña. Tener una mirada integral de niñas, niños y adolescentes nos permite conocerlos mejor, saber la situación de sus derechos y poder tomar acciones adecuadas para garantizarlos.


“La humanidad debe al niño lo mejor que esta puede dar”.
Autor desconocido

Mtra. Lorena Curiel Aguilera
Licenciada en Psicología y Maestra en Psicoterapia Infantil
Docente de la UDLSB


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