Select Page

| Artículo |

La depresión como expresión del malestar en la hipermodernidad

by | Ene 11, 2024

En el marco del 13 de enero, Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, la Mtra. Adriana Alcaraz nos platica sobre este padecimiento:

En tiempos actuales, llamados hipermodernos por la característica de que el sujeto contemporáneo se rige por el hiperconsumo de varios productos, como la moda, los productos visuales, el cine, las series, los videojuegos, los medicamentos para adelgazar, para una vida sexual activa, las hormonas de transición, los productos de belleza, los viajes a los lugares más exóticos que se pueda, que le hagan sentir que existe porque consume, porque compra, como escribía Guadalupe Loaeza en su libro publicado en los 90´s, Compro, luego existo, para evitar sentirse en falta y la dificultad para encontrar una identidad que le distinga entre la vorágine que lleva a cabo una serie de conductas que lo enferman de lo que es ”igual a todos”: el consumo. El sujeto se siente parte de una dinámica en la que espera completar-se con todo lo que le haga falta para estar igual a los demás.

Cuando esto no se consigue, produce estados de malestar, pues esperaría estar siempre en un estado festivo, con un aparente cumplimiento de sus deseos, que ni siquiera se sabe si realmente han sido propios o impuestos por la sociedad de consumo. Se va presentando una exigencia de querer cada vez más de todo, sin límites y eso, irremediablemente, será imposible, nunca habrá algo que le permita colmarse, estar pleno. Paradójicamente, desde mi quehacer de psicoanalista, considero que estar en falta es la situación saludable y aclarar y volver consciente esto, es justamente lo que se trataría de abordar con quienes llegan a la consulta con serios estados depresivos, deseantes de completar sus variadas faltas.

Hay otras faltas que son el producto de la pérdida de un ser querido o de una situación valiosa para el sujeto, sería anormal no sentir tristeza por esas pérdidas, como lo sería también buscar la completud total.

Esas situaciones suelen generar lo que llamamos depresión y la podemos identificar en quien la padece porque siente un gran desánimo, no necesariamente siente deseos de llorar o tristeza, pero sí desesperanza y poco interés por la vida, tal cual la está viviendo, con las supuestas carencias que lo hacen sentir excluido de la “igualdad masificada” de sujetos consumidores.

La intolerancia ante cualquier malestar que incluso los hace desear terminar con ese sufrimiento, tratando de encontrar la vía corta de deshacerse de esa tensión emocional es muy frecuente, como ya hemos visto en las cifras cada vez más altas de suicidios y es la vía larga e incómoda de la pulsión de vida la que se tiene que recuperar para poder engancharse a propósitos de vida que no sean una simple repetición de comportamientos que los alejan del lazo social, de la convivencia con el otro, de la exposición de sí mismos, de sus carencias, pero también de sus virtudes. Cuando vemos a niños con poca creatividad para no aburrirse, que no se les ocurre a qué jugar, o vemos adolescentes que prefieren la soledad de su cuarto para no interactuar con los demás, o jóvenes que prefieren una jornada de sol a sol jugando videojuegos con la compañía de unos desconocidos al otro lado de la línea, o a los adultos que evitan convivir, ejercitarse, salir, porque están saturados del trabajo para su sustento, pero que a la vez les impide vivir, nos encontramos con los signos más visibles de la depresión.

Todos ellos, además se suelen mostrar muy malhumorados, cansados, desmotivados de hacer planes a corto o mediano plazo, y suelen quedarse atorados en cualquier actividad que les exija el menor contacto social. Las personas en depresión sienten la desesperanza de alcanzar aquello que persiguen con vehemencia y que de alguna forma sienten que no podrán conseguir. A menudo padecen de insomnio pensando en esas carencias o por el contrario, hipersomnia, durmiendo en horarios en que tendrían que presentar otras actividades, algunas veces les aumenta el apetito, por estados de ansiedad asociados a su depresión, o lo pierden por su desánimo.

El sedentarismo les hace ganar peso y ello los va sumiendo más y más en el estado depresivo. Mi opinión es que la depresión no sólo debe tratarse con medicamentos antidepresivos, pues estos sólo le harán creer al cerebro que se siente bien, cuando en realidad la causa raíz debe encontrarse, ser trabajada en un análisis o en un proceso terapéutico que permita llegar a conclusiones donde estas personas puedan encontrar sus propios recursos para generar-se cambios en el estilo de vida y entre otras cosas, asumir sus faltas, no querer llenarse de todo, para evitar la frustración, identificar las fuentes de conflicto con sus seres cercanos, familiares y amigos y comunicar sus ideas y sus problemas para poder mejorar en sus actividades, ejercitarse, dejarse llevar por la lectura, el arte, la convivencia real con los demás y pensar en sí mismos como sujetos valiosos, para intentar aproximarse aunque sea un poco más a la felicidad, como decía Isaac Asimov: “Tal vez la felicidad consista en no sentir que debes estar en otro lado, haciendo otra cosa, siendo alguien más”.

Texto trabajado por la Mtra. Adriana Alcaraz, Psicóloga y Docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades.

Deja un comentario:

0 Comments

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

– Otros Artículos –

San Juan Bautista De La Salle  

San Juan Bautista De La Salle  

Por Mtro. Emmanuel Chagoya López, Coordinador de Pastoral En este mes de nuestro Fundador, San Juan Bautista De La Salle, resulta esencial hacer una reflexión profunda sobre aspectos trascendentales de su vida, misma que expresa situaciones que nos ayudan a mirar la...

UNIVERSIDAD DELASALLE BAJÍO

Av. Universidad 602
Col. Lomas del Campestre
C.P. 37150, León, Gto, México

+52 (477) 710 85 00